sábado, 7 de junio de 2008

Beberé tus lágrimas.

Veo esta fotografía en la que una polilla se posa en un pajarillo para beberle sus lágrimas mientras éste duerme. Lo hace suavemente, para que no se despierte y, por si se despierta, le puede inyectar un anestésico.
La foto la almaceno en ese lado oscuro de la memoria y esta tarde me ha regresado asociada con este poema:

Gota del mar donde en naufragio lento
se hunde el navío negro de una pena;
gota que, rebosando, nubla y llena
los ojos olvidados del contento.

Grito hecho perla por el desaliento
de saber que si llega a un alma ajena,
ésta, sin escucharlo, le condena
por vergonzoso heraldo del tormento.

Piedad para esa gota, que es cual llama
de la que el corazón se desahoga
cual desahoga espinas una rama.

Piedad para la lágrima que azoga
el dolor, pues si así no se derrama,
el alma, en esa lágrima se ahoga...

A una lágrima (de José Ángel Buesa)

La fotografía es de Roland Hilgartner / Mamisolo Raoilison, y aunque aparezca este mes en National Geographic (en español), ya se publicó en diciembre de 2007.

Si quieres leer algo más de José Ángel Buesa pincha aquí...

1 comentario:

Resucitó dijo...

Bonito poema y bonita fotografía. No quiero ser demasiado pelota,pero me están gustando mucho las entradas de este pelo.